El cruce entre los Thunder de Oklahoma City y los Timberwolves de Minnesota llegó con promesas de una batalla pareja y con alto nivel de talento. Dos equipos jóvenes, intensos y con sus figuras en plenitud se medían en el primer juego de las Finales de la Conferencia Oeste. Pero la realidad fue otra: el rugido del Thunder apagó por completo el aullido de los Wolves. Y el responsable principal fue Shai Gilgeous-Alexander, quien volvió a demostrar que el escenario no le pesa.
Oklahoma No Perdonó El Desgaste Del Rival
La serie comenzó con un contexto desigual. Mientras Minnesota había tenido varios días para recuperarse tras despachar a los Warriors con comodidad, Oklahoma llegó con la adrenalina al máximo después de un séptimo juego electrizante ante Denver. Pero lejos de acusar el cansancio, los Thunder salieron a la cancha con energía renovada y listos para imponer su ritmo.
En la primera mitad, el encuentro fue parejo. Minnesota incluso se fue al descanso con una pequeña ventaja, impulsada por los buenos minutos de Julius Randle. El ala-pívot anotó con facilidad desde el perímetro y parecía ser la llave para desarmar la defensa local. Sin embargo, el ritmo de Oklahoma fue subiendo, y en la segunda parte del juego se desató un vendaval que terminó por romper la paridad.
Shai, que había tenido un primer tiempo discreto, salió encendido en el tercer cuarto. Con decisiones rápidas, puntos en transición y esa frialdad que lo caracteriza, lideró una ofensiva que terminó barriendo con las aspiraciones de los Timberwolves. Los locales pasaron por encima con un parcial de 70-40 en la segunda mitad, dejando sin respuestas a un rival que parecía más cansado de lo previsto.
Shai Impone Respeto en Silencio
Gilgeous-Alexander no es de los que hacen mucho ruido fuera de la cancha. No es mediático ni busca el foco de atención, pero cuando comienza el partido, su presencia es imposible de ignorar. En este primer encuentro ante Minnesota, fue de menos a más, terminando con 31 puntos, 9 asistencias, 5 rebotes y 3 robos.
Lo más impresionante de su actuación fue cómo se adueñó del partido sin alterar el plan de juego. En un equipo donde se prioriza la estructura y el juego colectivo, él es la única excepción que puede romper las normas.
Y lo hace con elegancia. Shai aprovechó cada error de Minnesota y castigó desde todos los ángulos: penetrando, desde media distancia y desde la línea de tiros libres. Cada vez que los Wolves amagaban con reaccionar, él aparecía para poner el partido bajo control.
Su explosión en el tercer cuarto fue la chispa que encendió a todo Oklahoma. Mientras Anthony Edwards no lograba encontrar su ritmo y Randle se apagaba, Gilgeous-Alexander manejó el tiempo y el ritmo con una calma que desconcertó al rival. El base canadiense no sólo anotó, sino que también generó espacios para sus compañeros. Y eso marcó la diferencia.
El Colectivo Del Thunder Sigue Creciendo
Aunque Shai fue la figura, el triunfo de Oklahoma no fue cuestión de un solo jugador. El equipo mostró un juego coral que confirma su evolución. Jalen Williams aportó 19 puntos, Chet Holmgren dominó en defensa y en ataque con 15 unidades, y hasta Kenrich Williams, que no había tenido protagonismo en los playoffs, apareció con jugadas claves en el tercer cuarto.
Este Thunder es más que un grupo joven con talento. Se nota el trabajo de Mark Daigneault, que ha creado un sistema donde todos entienden su rol. La defensa fue intensa durante todo el partido, especialmente en la segunda mitad, donde limitaron a Minnesota a sólo 40 puntos. Esa presión constante hizo que Edwards no pudiera desplegar su juego habitual y lo dejó en apenas 18 tantos, muy por debajo de su promedio.
Isaiah Hartenstein también fue importante con su presencia en la pintura y sus aportes silenciosos. Cada jugador tuvo momentos en los que ayudó a construir esta victoria tan contundente. Cuando todo funciona en conjunto, los puntos fluyen sin forzar jugadas, y los Thunder mostraron esa fluidez durante gran parte de la segunda mitad.
Minnesota Se Quedó Sin Respuestas
Para los Timberwolves, este primer partido fue una llamada de atención. Llegaban con confianza tras superar a dos equipos experimentados como los Lakers y los Warriors, y tenían la ilusión de llevarse la ventaja de campo. Pero se encontraron con un rival más rápido, más intenso y mejor preparado mentalmente para la batalla.
Randle fue el mejor del equipo con 28 puntos, pero su impacto se diluyó en la segunda parte. Edwards, la gran figura de la postemporada, tuvo una noche discreta, sin lograr imponer su físico ni su juego desde el poste bajo. El resto del plantel tampoco logró marcar diferencias. Faltó chispa, agresividad y claridad.
La defensa, que había sido uno de los pilares del equipo, fue superada con facilidad por la velocidad de Oklahoma. Y el ataque se estancó cuando la presión aumentó. No fue un mal partido por completo, pero en playoffs no se puede jugar medio bien. O se compite al máximo o te pasan por encima, como ocurrió en esta ocasión.
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El Segundo Round Será Clave
Con este 1-0 a favor del Thunder, el segundo partido en Oklahoma cobra aún más importancia. Si Minnesota quiere mantenerse con opciones reales, tendrá que cambiar muchas cosas. La buena noticia es que tienen talento de sobra y ya han respondido bien en momentos complicados durante esta postemporada.
Oklahoma, por su parte, no debe relajarse. Aunque la victoria fue contundente, los playoffs están llenos de sorpresas, y Minnesota seguramente ajustará su planteamiento. Pero si Gilgeous-Alexander sigue jugando con esta calma, y el equipo mantiene el ritmo y la intensidad, el sueño de regresar a las Finales de la NBA por primera vez desde 2012 está cada vez más cerca.